Piedad de la Cierva obtuvo la licenciatura de Ciencias por la Universidad de Valencia en 1932. Ese mismo año se trasladó a Madrid para realizar su tesis doctoral en el prestigioso Instituto Rockefeller. Dos años más tarde le fue concedida una beca de ampliación de estudios en el Niels Böehr de Copenhague para profundizar en materias relacionadas con la radioactividad. Después de la guerra civil pudo continuar con su investigación científica trabajando en temas de los que fue pionera como el vidrio óptico o la fabricación de ladrillos refractarios.
Trabajo sobre las láminas antirreflectoras que recubrían la superficie de las lentes y los prismas, permitiendo así la visión nocturna. Finalmente a partir de 1945 pudo aplicarse ese procedimiento a los prismáticos que se fabricaban en el LTIEMA. Piedad de la Cierva presentó la Memoria de los trabajos realizados a la Academia de las Ciencias en 1946. Esa Memoria recibió el Primer Premio de la Academia de Ciencias para trabajos de investigación. Era la primera mujer que recibía un reconocimiento de este grado (cf. Cierva Viudes, fol. 76).
Trabajó también sobre el vidrio óptico, consiguiendo fabricar el primer ensayo de vidrio óptico en 1954. La Memoria se presentó a un Concurso del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, con el título “Ensayos de fabricación de vidrio óptico”. Fue premiada con el 1º Premio de Investigación técnica “Juan de la Cierva” en 1955 y publicada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas[16].
Ante la falta de interés por parte del Ministerio de Marina por seguir con la industrialización del vidrio óptico, Piedad de la Cierva se implicó cada vez más en un nuevo proyecto de investigación: el uso de la cáscara de arroz como aislante. Veía que “era un tema de estudio interesante porque podía tener aplicación inmediata para la fabricación de ladrillos refractarios aislantes, para las calderas de los barcos y para otros hornos como los de cemento que en aquella época de gran impulso de la construcción se importaban de Dinamarca” (Cierva Viudes, 1995, fol. 12).
El trabajo desarrollado, sirvió de tesisi a Guadalupe Ortiz de Landázuri, y se presentó a la convocatoria de los premios de Investigación “Juan de la Cierva” como trabajo en equipo en la opción “Investigación Técnica”. Obtuvieron el Premio y ya desde el LTIEMA se procedió a conseguir la patente del proceso de fabricación (cf. Cierva Viudes, 1995, fol. 20; Eguíbar, 2001, pp. 216-219).